.Pasamos más tiempo HABLANDO de amor que HACIÉNDOLO.

Yo te miraba en espiral porque te amaba pero quería salir corriendo, mis dedos no sabían ya pronunciar una caricia sin que surgiera un nuevo temor desde las yemas. Incapaz de mirar a las decepciones a la cara, volvía de lleno a tu centro, a derramarme, a licuarme, a llenarte de blanco la oscuridad, a dejarte pringada la soledad...mi forma de hacer el amor un deporte de riesgo.

Sigo buscando en los v e r s o s eso que todos sabemos sentir pero que A Ú N no hemos sido capaces de explicar.

miércoles, 13 de abril de 2011

Besos terapeutas

Besarte más, siempre un poco más para prevenir ésta anemia crónica de besos. Besarte hasta asfixiarme, siempre excediendo la línea de lo normal, pocas veces para bien. Besarte con ganas y con hambre por última vez y volver a empezar. Dejarte sin aliento hasta sentir lo que quieras sentir. Besarte sin prudencia y con frenesí, sin calma y con devoción. Besarte con tanta fuerza que me empiece a hervir la sangre, que me haga desaparecer. Besarte hasta ahogarme en un suspiro que me raspe en la garganta. Besarte hasta el cansancio, hasta sentir sed; sed de besos, sed de caricias anchas, de ternuras que nos pisen la sombra…sé de urgencias emocionales impacientes. Besarte hasta perfumar los huesos de placer, hasta colmar de esos momentos  los huecos de mi memoria.  Besarte hasta que entiendas mi lenguaje mudo de palabras, fuente de malos entendidos, que intenta explicar cosas de las que habla mi lengua. Besarte y que te dejes ondular de besos el alma. Besarte hasta sentirme libre de culpas pero jamás absuelta de olvido y de ayeres. Besarte de sorpresa, con y sin temor a saber. Pasar de la sorpresa al miedo y del miedo a la desesperación. Besarte hasta que una ráfaga de confusión me abrume y me deje paralizada, perpleja, me haga rebobinar, volver al mismo lugar y me encuentre haciendo todo lo demás incansablemente.  Besarte aún siendo consciente de que el equilibrio es imposible, como  si comprendieras  mí estado de ánimo ambivalente. Besarte hasta perder la conciencia y así sobrevivir a la nostalgia. Besarte sin temor a qué se me rompan los labios en el fragor de la batalla. Besarte con delicada urgencia, acariciar tu boca con mis dedos, casi dibujarla. Besarte hasta sentir signos de la más dulce deshidratación. Besarte sin hacerme adicta al sabor de tu saliva. Besar con convicción cada poro de tu piel, cada espacio de tu espalda. Besarte sin que se me llene la cabeza de preguntas y el presente de necesidades.  

martes, 5 de abril de 2011

con R de amor, ternura y lindura (*)

Un no-nuevo sentimiento existencial correspondido a un ser de procedencia no humana me invade. Si bien extrañar en singular tiene su peso cuándo no se puede apaciguar el monstruo que te hace cosquillas en la panza, extrañar en plural me coloca en la etapa del amor muy amoroso que me hace colapsar. Y todo deja de ser racional, en mí un estado de inmunidad cerebral, para ser completamente emocional. Lo cierto es que la extraño por demás de los límites de lo esperable. Eso.


(*) 
son palabras que ella sabe llevar muy bien.

viernes, 1 de abril de 2011

un día llega a mi la calma


Marzo me agotó las palabras o será que las gasté muy rápido. Me arrebató mil sonrisas, emociones de esas que te hacen llover hasta el alma y algo más. De todas maneras no pierdo la costumbre de ser un tanto reservada, siempre guardo algo para mí, todo lo no-dicho, lo no-escrito descansa en otro lado. A veces callar no significa no querer decir, sino respetar el silencio del otro. La tregua funcionó. Ahora sólo queda meter en un cajón todo lo vivido y guardarlo para que nada lo pueda estropear, ni siquiera yo. Ahí dónde no llegan los ecos ni las torpezas lastimosas. Dejarlo a la intemperie podría oxidarlo, y yo quiero que siga intacto, que conserve esa ternura y esa frescura. Que al momento de abrir el cajón se me siga dibujando una sonrisa en la cara, eso quiero. 
Con marzo se van días de sol y madrugadas en las que supe sacarme las patas de rana y salir a respirar afuera del agua. Con abril empieza mi año y eso me gusta. Es como empezar de cero, y los principios tienen ese gustito ilusorio de que todo puede salir tal cuál uno lo desea. Abril me pone de muy buen humor. A decir verdad somos muy parecidos. De inestabilidad constante. Contradictorios. Ni mucho frío ni mucho calor. Algún que otro día mucho frío o mucho calor. Alguna que otra lluvia torrencial que te inunda los miedos y te empaña los ojos, alguna que otra llovizna de esas que no mojan, molestan. Un sol radiante que te pega en la frente, te encandila y derrite tus ideas. Viento de los que despeinan hasta el recuerdo más olvidado, más escondido. Siempre un poco loco, siempre un poco loca...
Este mes me encuentra haciendo las pases con la de mi universo paralelo, sin reproches, claro. Estamos intentándolo y CREO la cosa va queriendo, es algo muy prematuro para decir que ya nos entendemos. No sé dónde terminaremos pero a la hora de salir a buscar elegimos ir de la mano. Somos dos y somos una. Somos una y somos varias. No, nunca fui diagnosticada con desorden de personalidad porque creo que ese concepto pudo ser reemplazado por otro menos insano: estado de confusión permanente. Quizás haya llegado el momento en que las cosas por inercia, ósmosis o algún otro fenómeno que vaya a saber quién sabrá explicar, se empiezan a acomodar solas, caen por su propio peso y van ubicándose en una escala de prioridades que por el momento no voy a interceder (qué más quisiera). Será que tengo las ideas un poco más claras, o menos nubladas. Que reemplacé la palabra "permanente" por "transitoria". Será que de vez en cuándo nos toca crecer (con todas las crisis que eso implica) a la fuerza o por voluntad propia. Será que el insomnio nos quita el sueño y nos regala (castiga) con horas y horas de pensamiento lateral que a mi entender terminan de desequilibrarte y optes por llamar a urgencias mentales. No sé. Creo que sincerarse, sin vueltas, hace bien. Desnudarse de palabras te hace sentir más frío, pero supongo que el tiempo sabrá abrigarme.

ABRIL para que no tengamos soledad.
-aquí o allá vas a verme sonreír-