miércoles, 23 de abril de 2014
(lo que importa es otra cosa)
Quizás sea su mirada, del color café de mis mañanas, la que me obliga a despegar de la cama. Quizás sea el tono de su voz ronca, amanecida a la intemperie, la que me reinventa en colores. Quizás sí, quizás no.
A vos te digo, mientres lees ésto bajito; elijo tu abrazo que me deja afónica de amor y de minutos en el reloj que dejan de correr. Elijo contemplarte en tus horas de sueño mientras ahuyentás fantasmas, el deleite de tus ojos achinados a las 07 a.m , tu lado del colchón lleno de miedos que no te dejan descansar, el andar lento y coordinado de tus pies y los míos, las manos frías del sudor, la complicidad de los días y noches de amor (y de guerra). Tu modo de estar, mi modo de resurrección.
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