.Pasamos más tiempo HABLANDO de amor que HACIÉNDOLO.

Yo te miraba en espiral porque te amaba pero quería salir corriendo, mis dedos no sabían ya pronunciar una caricia sin que surgiera un nuevo temor desde las yemas. Incapaz de mirar a las decepciones a la cara, volvía de lleno a tu centro, a derramarme, a licuarme, a llenarte de blanco la oscuridad, a dejarte pringada la soledad...mi forma de hacer el amor un deporte de riesgo.

Sigo buscando en los v e r s o s eso que todos sabemos sentir pero que A Ú N no hemos sido capaces de explicar.

miércoles, 26 de diciembre de 2012

25

Era un viaje más, de esos en los que andar por tu barrio se habia vuelto costumbre. Pisar calles ajenas ya no dolía tanto. La ciudad estaba desierta, postal digna de un feriado en el que abundan restos de comida de la noche anterior. El colectivo lucía más soledades que presencias estelares, éramos poco más de diez incluyendo al chofer. En mis oidos una canción habla de vos, de tu espalda, de un trén, de pieles y del sol. Una certeza angustiante me vine a visitar. A destiempo pero siempre a tiempo ¡viste como es esto! a fin de año a uno se le terminan de romper las costuras.
Iba como ida mirando no sé qué, pensando en nada, pensando en todo hasta que sentí la necesidad enorme de levantarme, correr hacia el final del pasillo y tocar timbre. No me preguntes por qué, fue un impulso. Ni siquiera me permití pensar que bajarme significaría esperar otro bondi tres cuartos de hora más entrada la madrugada. Sola. Al final de la noche.
Bajé y me quedé ahí parada un rato, no sabía muy bien dónde estaba ni adónde ir. Yo sólo quería bajarme, y tal vez un par de cosas más. Miré a mi alrededor y respiré como si me hubiesen sacado después de mucho tiempo una bolsa de nylon de la cabeza. Tantas luces me alumbraban que me sentía chiquita, como se deben sentir las hormigas. Caminé hasta llegar casi a la esquina y me senté en el descanso de la puerta de un edificio. Ahí me quedé cincuenta minutos viendo como se me iban todos los bondis que me acercaban a casa, recordando alguna que otra situación del pasado. No estaba apurada, nadie me esperaba, podía sonreirles al verlos pasar maldiciendo el momento en el que me habia hecho socio vitalicio de esa línea de colectivo que todo tenía que ver con vos. Cincuenta minutos había pasado ahí sentada, admirando la sutileza con la que Júpiter precavido se acercaba a la Luna. Brillaban hermosos los dos.
A mi me invadía una sensación de soledad terrible. Quería que vos te acercaras a mi de la misma manera que lo hacían ellos. Brillar más que una constelación entera, que ese momento sea eterno. Cincuenta minutos más de pensarte. Cincuenta minutos de sin razón. Cincuenta minutos de inmunidad cerebral. De querer encontrarte y que estés ahí, de saber que no vas a estar, de que no nos vamos a encontrar. Cincuenta minutos de querer mirar el cielo de a dos, de querer ser nosotros dos y nadie más. De mirarte a la cara y verme en tus ojos. Cincuenta minutos de atropello al corazón.
Me atormetaba saber que nos separaban ocho cuadras, me partía la cabeza. Pensé en ir a buscarte al lugar de siempre, dónde no ibas a estar, en mandarte un mensaje ¿pero que iba a decirte? nada tenia para decir sólo abrazarte en silencio.

Como era sabido se me hizo tarde para volver a casa, estoy en lo de una amiga que no necesita preguntarme de dónde vengo. Y acá estamos, ella en la cocina preparando té para brindar por lo que viene y se va mientras yo vomito todo esto que me revuelve el estómago antes de empacharme de vos y vuelvas a dolerme en la panza.

martes, 11 de diciembre de 2012

Lo llevás escrito en los ojos con unas letras ENORMES.

Fuiste sueño de cartón acurrucándose en mis manos
fuiste agua escurriendo entre mis dedos
fuiste carnaval de invierno y tormenta de verano
fuiste somnolencia de día y desvelo de noche
fuiste arcoiris, estrella fugáz y viento huracanado
fuiste los versos más sentidos que escribí,
los más felices, los más tristes también.
fuiste eso que nunca fue nadie, que nunca fue de nadie
fuiste tantas cosas que yo olvidé quién era
hasta que vos me hiciste ser y fui.

P
rincipiante en cuestiones del amor, agradece la iniciativa en el rubro. Hoy soy esclava del verbo A M A R (y tambien soy otras cosas, pero no te las voy a contar)

lunes, 3 de diciembre de 2012

Pasajero de cristal

Vos te vas y acá quedan rastros de un amor que acaba de explotar: el olor del roce de las pieles transpiradas, la cama destendida, la ropa tirada en el piso, una botella de agua a medio tomar, mis zapatos debajo de la cama, una toalla húmeda sobre la silla, el sol que entra por la ventana y un estado de agotamiento que hizo a mi vida encantadora.


(el mundo afuera sigue girando)

El tiempo está después

Voy a decirte todo lo que no te dije. Voy a hacerte todo lo que me pediste y no te hice. Todo lo que quisiste y no te deje. Voy a hacerlo sin sutilezas, sin pedirte permiso, sin pedirte perdón. Voy a arrancarte la piel y voy a hacerla canción. Voy a tragarme tus palabras, que no se las lleva ningún puto viento, voy a masticarlas una por una y escupirlas. Voy a indigestarme de amor, de vos, del mundo que dibujas. Voy a desarmarte para descifrarte y voy a enloquecer en el intento. Voy a invitarte a la fiesta dónde la prudencia tiene la entrada prohibida.

miércoles, 21 de noviembre de 2012

Gualicho


Hablas de amor
tejes ternuras
y descoses costuras
¿y a vos quién te pone los puntos?

Enarbolas sentimientos
que no caben en el cuerpo de nadie
porque vos sos gigante
porque vos sos inmenso
porque vos sos incierto
hoy sos lo que decís ser
mañana sos lo que elegís hacer
y no hay congruencia entre una y otra,
nadie puede seguirte los pasos
sin perderse.

Te llenás la boca de flores
y las vomitas
para que todos veamos tus miserias
y la adoremos.

Yo no voy a enjuiciarte, ¿sabes?
y eso es algo que tengo bien decidido,
me basta con salir a buscarle roña al mundo
todos los días.

Desgasto suelas multiformes
buscando la manera de escapar,
de rajar de semejante despilfarro sentimental
(que sos vos)
pero acá me ves,
acá me tenés,
enchastrada, toda pegoteada, como drogada
entre tanto terrón de azúcar
corriendo por mis venas.

No me sale otra cosa
más que ésto.
Pésima puntería la tuya
yo no quería ser tu peón de ajedrez,
tampoco reina ni rey,
yo no quería jugar con vos,
yo no quería jugar.

Así que no respires,
no me mires
y decime ahora
¿a cuántos casilleros estamos
de romper el gualicho de amor?

Transeúntes


Cuidate las piernas’ me decís mientras me acaricias y me sacás las espinas de los pies. ¿Y vos que sabés de mi admiración religiosa chorreando entre las sábanas por la piel amada? ¿Qué sabés? si las marcas que llevo tatuada son victorias de guerras invisibles entre tus manos y mis piernas. Piernas que adoran la desnudez y entre tanto vendaval de desamor sólo se dejan abrigar con retazos de tu piel. Piernas de enredadera que prometen vértigo y estrangulan. Te boxean hasta dejarte knock out, quieren caminarte en silencio. Piernas que adoran verte dormir en ellas una eternidad, apenas te descuidas hacen moños de tibios recuerdos.  No pruebes tus maneras, no intentes frenarlas, aunque hayan dejado de correrte hace tiempo cuándo vos te vas tus caderas entre mis piernas están. 

Guarangada de mujer,
si quiero puedo hacerte doler.

miércoles, 31 de octubre de 2012

Enhorabuena

Voy a dormirme
y cada vez que sienta frío
voy a pensarme desnuda en tu cama,
en los besos que nacieron de tu boca
y murieron al borde de mi ombligo
en los que agonizaron en mi cuello
en los que suicidaste en mi espalda
en los que maté en tu pecho
en los que por urgencia tuvimos el placer
y voluntad de asesinar.
en los besos que quedaron enredados en mi cabeza,
tropel de rulos revueltos de amor,
nicho de mambos y malentendidos.
en tu lengua que supo ser sábana
en tu saliva que supo ser cicatrizante
y aún así,
por arte de magia,
confusión, eclipse solar
explosión de cuerpos celestiales
demencia senil, alzheimer mal diagnosticado
ayuda del cosmos lunar, alineación de planetas
o sanación
voy a despertarme helada.
Enhorabuena.

Le hago honores a tu ausencia
y reverencio tu presencia fantasmal
te mando caricias y besos con gusto a rancio
esos que quedaron empolvados, mal guardados,
a mitad de camino, en la esquina de tu casa,
arriba de todos los bondis que me acercaban a vos.
Me voy en busca de bocas que bailen comparsa
tan tibias, tan vivas, tan en movimiento
con sabor a otros barrios
con olor a nuevo.
Enhorabuena.

viernes, 26 de octubre de 2012

Lo mejor de nuestra piel es que no nos deja huir

Es un segundo, una milésima de segundo en el que el tiempo se detiene y doy la vuelta al sol dos veces de reversa. El cuerpo fuera de eje. Pierdo equilibrio, me desarmo de a partes. Dura un instante, un instante en el que en verdad el pecho se me estruja y la glotis se me cierra. No poder respirar y empezar a dar manotazos de ahogado. Te juro no estoy exagerando. No quiero subestimar ni un gramo de amor pero a veces siento que mis venas juegan al elástico. Aprendí a convivir con vos sin vos. A extrañarte sin desesperar, a quererte en mi almohada y a pensarte sin esperarte. Y en esos ires y venires me encuentro y te desencuentro. En esos ires y venires todavía sigo buscando con quién mirar la lluvia, sigo esperando con quién pasar el próximo invierno sin que duela. Sigo sintiendo estragos en el pecho cuando alguien te nombra, sigo queriendo encontrarte sin querer, sin citas previas, sin palabras de por medio. Sin relojes ni coordenadas. Hoy no, ayer no, pero mañana nos vamos a encontrar. Cuando hayamos cicatrizado un par de raspones más nos vamos a encontrar. Como en sinfonía, tan armónicos, tan llenos de calma, tan enteros. Y te voy a mirar y te vas a volver hermoso, más todavía. Y nada te voy a pedir, y nada me vas a dar. Solo miradas y un viento entre medio en forma de remolino nos va a acariciar. Por las dudas, vos no te lastimes las manos con las que una vez me acariciaste.
Aprendí a vivir así, amando. Amándote a vos, porque amar me hace vivir. Cuando se quiere de verdad, no se olvida y el amor no muere, sólo cambia de lugar. En todo el cuerpo, por todo el cuerpo. Buscate acá adentro que te vas a encontrar (siempre)

Cada vez que pienso en vos fue amor

Te quería así como sos, tan nene, lleno de miedos, con tus mil mambos, tu ternura atropellada y tu forma de desdecir las cosas. Con ese montón de palabras difíciles que usas y la facilidad que tenes para articularlas, para transformar todo lo te rodea en cosas que pierden identidad y nombre propio. Te quería así, queriendo cambiar el mundo, a vos y a tu forma de querer cambiar el mundo.
Mil cosas me quedaron por decir. Preferí guardar, esconder prolijamente aquel despelote de sentimientos en un cajón. A esa hora de la vida vos habías aprendido a volar y yo no había aprendido a soltar 

miércoles, 19 de septiembre de 2012

Anoche apareciste en mis sueños


Me había metido entre sus brazos como si fuera mi lugar en el mundo. Allí dónde quería estar. Su calor hacía que la cabeza me diera vueltas y que el corazón, arrebatado, me saltara de un lado a otro dentro del pecho. Sus labios rozaron los míos, colmados de invierno y lastimados, como una seda cicatrizante que me hizo cosquillas. Mentalmente me desequilibré y todo mi ser se enamoró del gusto de su saliva. Sus manos inquietas sobre mis costillas iban moviéndose de a poco, recorriéndome el cuello hasta llegar a la cara. Sentí como si me hubiera quemado la piel. Nuestros roces ardían. Me miró. Con los ojos más tiernos que sabía tener me miró y sonrío de modo tal que por un instante creí que podía desplomarme de rodillas. Mi cuerpo cobraba vida ante su tacto, se erizaba mi piel y se abrían mis poros. Imposible resultaba que mi lengua le dijera que frenara. A pequeños besos iba desvistiéndome de cuerpo y alma, haciendo temblar los bordes de mi conciencia. Ya nada podía hacer para detenerlo. De haberlo hecho hubiese sido una acción suicida.

La parte de mi cerebro que piensa estas cosas está tan oxidada que es casi inservible pero cuándo se hace presente, un escalofrío me recorre la espalda. A veces me pregunto si no habré sido atrapada en medio de una tormenta cósmica o algo así porque en esos instantes en los que estoy sin estarlo, me siento totalmente encantada de ser empujada hacia el vacío.


sábado, 8 de septiembre de 2012

Cuanto más creces, más nos deformamos.

Las diez cuadras que nos separan se vuelven eternas de largas. Las piernas se aflojan y nos dejan rengueando a mitad de camino. Los diez minutos que nos encuentra se vuelven horas, días, meses. Las obligaciones que nos pegan fuerte en los talones, nos pone distancia y nos desencuentra una y otra vez. ¿Y por qué darle al tiempo lo que no es de él ? Postergar, tachar y borrar a veces se torna costumbre. Mala costumbre. Las preocupaciones de ayer ya no son las de hoy. Lo que antes ignorábamos hoy nos quita el sueño. Lo que ayer nos hacía reír hoy nos hace llorar porque hoy ya no está bien reírse de ciertas cosas. El abrazo que nos parecía insignificante, hoy es protagonista. Dónde antes dolía el cuerpo, hoy duele el alma. Contar sin complicar nos resulta cada vez más difícil, tan difícil como querer verbalizar aquello que no sale de la boca, sino aquello que desborda del corazón. Al cielo ya no lo miramos para encontrarle formas a las nubes, lo miramos con cierto recelo, suplicándole ayuda, algo o alguien que nos venga a salvar. Las manos que ayer tomábamos con cierta timidez, hoy son las mismas que no queremos soltar. La oscuridad ya no es la que nos da miedo, la oscuridad es un lugar del cuál a veces no podemos salir. Son las palabras las que duelen más que cualquier raspón, las que se dicen y las que se desdicen. Lástima pasó a significar lastima. Y recién hoy entendemos que no es casual que nos hayan enseñado a conjugar verbos con los infinitivos AMAR-TEMER-PARTIR.

lunes, 18 de junio de 2012

Sin el alma en el cuerpo me quemo por dentro


Me senté una vez más a escribirte algo en forma de poesía o de canción, con versos y verbos desordenados, enviciada por la necesidad de parir el monstruo que te salpica en los ojos y hace que lluevas.
Me senté al borde de la cama, a mirarte desnuda y en soledad, a convidarte palabras y silencios. A empujarte a que salgas de ahí y dejes de girar contra reloj. ¿Sabés? el mundo no es tan complicado, ni tan difícil, ni tan mierda, ni tan traumático como dicen. Al mundo lo cagás vos con tu demencia cotidiana, con tus mil y un miedos.
Me senté a confeccionar el inventario de tus obsesiones, a ayudarte a trasformar un poco de ese caos en paz. A enmudecer por un rato a la razón e invitarte a escuchar los gritos mudos del alma. A contarte lo que ya sabés y no querés entender, para ver si reaccionas, si te dejas alcanzar.
Me senté a escucharte contar eso de sentirse un poco perdida, un poco chiquita, un poco mujer, un poco sola, un poco escondida, un poco en el aire, un poco aturdida, un poco olvidada, un poco de todo.
Me senté a cantarte una canción de cuna para que puedas dormir lejos de la niebla y los fantasmas que te pican el cerebro cada noche. A recordarte que cuando el día asome dejes de mirarlo con ojos ajenos y te animes a ser el sol.
Me senté a decirte que dejes de esperar un puñal por parte de la vida, esa gran desilusión que disipe cualquier tipo de incertidumbre y así por fin te animes a tomar impulso.
Me senté a suplicarte que ames tu realidad, la llenes de color y sonrisas y dejes de sangrar historias que no existen. A darte la mano para llevarte a caminar, después correr y más tarde volar. A que entiendas que lo importante es haberlo hecho, no haberlo logrado.
Me senté a implorarte que dejes de ponerle freno a tus urgencias emocionales, que le cantes al oído a quién tengas que cantar sin avergonzarte de desafinar de vez en cuando y abraces a quién tengas ganas de abrazar sin pedir permiso, sin pedir perdón.
Me senté a pedirte por favor que te animes a soltar/saltar. A enamorarte, desenamorarte y volver a enamorarte. A que seas vos la que elija qué juegos jugar y cuáles no.
Me senté por sobre todas las cosas a recordarte que dejes de esperar una próxima vida, que dejes de vivir de pensamientos y empieces a vivir de verdad, que abras paso para que se evapore eso que ayer te hizo mal. Que te enfermes de sincericidio y nada ya te pueda curar.

martes, 12 de junio de 2012

vivir sólo cuesta vida


Aprender a mirar con otros ojos, con los del alma, con esos que ven más allá de  lo perceptible, de lo palpable. ¿Cuántos son los que no tienen los ojos del corazón vendado? Esos que arriesgan con la convicción de que nada los va a enceguecer, los va a detener. ¿Dónde están los que no se sienten intimidados por un amor que los obliga a saltar al vacío sin paracaídas, sin temor a los golpes? Al después...
¿Nunca te pasó que sentís que no encajas? ¿Que el aire te aplasta, te asfixia? ¿Que lo que te rodea está de más? ¿Qué seguís buscando sin encontrar ese lugar, ese pedacito de espacio que te permite ser sin tapujos aquella que sos cuando nadie te ve? ¿Que te querés mudar de mundo en busca de algo que te llene? ¿No te pasó?  Como vos, como tantos, como muchos, como pocos, acá estoy temblando, tiritando del susto que me provoca tanto espacio vacío. Y andar sin saber adónde ir, esquivando calles para amortiguar el golpe y amainar el dolor. Querer experimentar la sensación de la ley de la gravedad y flotar en el aire como burbuja hasta estallar, los dos, de a dos, para sonreír con más ganas, BIEN FUERTE, a la par, hasta que duela el cuerpo. La no-autouficiencia, mi marca personal, de la que reniego y celebro a la vez, la que más amo y odio en simultáneo porque odiar es otra forma de amar, de amar lo que no tenemos.  Y amar sanamente, sin porqués, ni  cómo, ni  dónde, ni cuándo. Sin peros ni reproches, sin preguntas ni respuestas, sin lógica ni sentido común, sin importar tiempo y lugar, aunque a veces duela, amar siempre es la respuesta. ¿Cuántos lo entienden? ¿Cuántos lo practican a diario? ¿Cuántos más son los que le escapan a esto que se llama crecer? (no de cuerpo, si no de alma) ¿Cuántos más son los que le tienen miedo a esto de vivir?

La mano también sirve para soltar


Caer en la cuenta de que hay manos que tenés que soltar
porque no te arrastran  a ninguna puta orilla,
porque te ahogan en la podredumbre del mar
dónde hay ausencia de flores y caracoles,
dónde todo es ruina y oscuridad.
En cambio, cuando el amor (luz) está ahí y lo ves
y lo podes tocar, sentir, oler, mirar, abrazar y besar
no hay colores más radiantes que se puedan contemplar
ni calma más grande que se pueda tener
ni lugar más alto al que se pueda llegar.

jueves, 24 de mayo de 2012

Yo te todo


cierro los ojos y te estoy viendo
sonrío obnubilada
con torpeza
sin disimulo.
que suerte la mía,
la de haberte conocido.
qué lejos quedó ese día.
qué cerca quedaste vos.

todos los días te extraño un poco
aunque sea un rato.
(y todo lo demás también)

miércoles, 23 de mayo de 2012

el amor se construye/la acción lo destruye.

quise alejarme  de vos
antes de que me sangraran las manos,
me dolieran los huesos,
me ardieran los músculos.
antes de que los nervios
jugaran con mis venas
a hacer telarañas,
antes de que una chispa
rozara material inflamable
y hasta la nieve pagara su frialdad
e incendiara con voracidad pocas veces vista.
quise amanecer con el cuerpo frío
bien peinada, con el mismo perfume
y los cordones bien atados.
quise advertirme/advertirnos
que a veces la realidad
no se asemeja al dibujo que uno forma en su cabeza
que tu dibujo no era igual al mio
que tu colores no engamaban con los mios
ni rojo pasión,
ni azul marino,
ni verde esperanza.
quise recordarte que sexo, amor y ternura
no son lo mismo
quise hacerlo antes que duela,
antes de que todo esto
se convirtiera en espanto
sin rastros de nosotros
ni restos que contar.



viernes, 11 de mayo de 2012

algún día puede ser mañana


algún día me salvaste del mundo (todos los días).
algún día salvamos al mundo, vos y yo salvamos al mundo, enroscados, bamboleados, sin saberlo siquiera. 
algún día nos pasamos de tiernos, nos deshicimos hasta rompernos. 
algún día lloré tus palabras y padecí tus silencios. 
algún día nos abrazamos sin tocarnos. 
algún día quise decirte muchas cosas, todos las que no te dije, pero algún otro día no me dejó. 
algún día me conmovieron las cosquillas que me hacían tus caricias. 
algún día quise frenarte/frenarme. algún otro día no lo permití.
algún día muté de claroscuro a blanco y negro y de blanco y negro a technicolor. 
algún día me pregunté quién sos, al otro día no me importo.
algún día se me acabaron las respuestas para tantas preguntas, el espacio en la cabeza para tantas dudas y el tiempo para malgastar.
algún día te amé y algún día va a llegar el día en que ya no te ame más (o te ame distinto).
algún día me gustó el invierno más que cualquier otra estación, después vino la primavera, dónde las flores se marchitaron y los corazones se escarcharon.
algún día quise entenderte, al siguiente me dí por vencida. compré tus mambos, tus idas y vueltas, tus candombes, tus no y tus sí.
algún día le ganamos a los miedos. sólo algún día. 
algún día pensamos con el corazón. el resto, con la cabeza.
algún día fuimos reales. algún día fuimos ficción, de terror, comedia romántica y melodrama.
algún día aprendí tu idioma, de memoria lo aprendí. de lo que esconden tus palabras con pelos y señales.
algún día perdimos el rumbo, el mapa, la brújula y las ganas. 
algún día el insomnio nos mató, nos descuartizó y la mañana nos vio renacer. 
algún día me hiciste respirar tan fuerte que me ahogué. 
algún día tuvimos el viento a favor 
y nos tuvimos (algún día)


martes, 24 de abril de 2012

atolondrón/atolondrándome


La atmósfera contaminada de miedo, de ese miedo a saber que te consume los sesos. El mismo que te vuelve ignorante, propenso al desastre. El que te envuelve en un perfecto manto de silencio, un pacto terco de poco sustento lleno de "por las dudas", excusas baratas y berretas que no te dejan ser. Ese miedo que te limita, que te obliga a medir con cuentagotas hasta donde dar y nunca nada por demás, que te hace cuidar lo que decís para no espantar, para no asustar, para que el cuento dure un ratito más.
Algo me obliga a crecer..¿sabes qué es? cosas de chicos. En mi casa ya no se puede jugar a la escondida sin salir herido porque hasta los fantasmas se dejan ver. Piedra Libre hace tiempo dejó de ser sinónimo de "Victoria". Acá, el que dice "Piedra Libre" pierde una vida y después anda juntando pedacitos de historia que le hagan cosquillas hasta dónde no las tiene. Por eso "Pido", "Pido" es lo que digo cada vez que te veo. A veces fantasamal. A veces real, a veces en mi cielo, otras veces en mi infierno. Ya no vale saltar la soga en la casa del ahorcado porque siempre a alguno le termina faltando el aire, jugar a la mancha invisible se tornó aburrido y  el quemado (del amor) tiene cicatrices que arden en la piel. 
Compro la historia de que lo que me hace chiquita hoy, sin voz ni sombra, mañana desaparece pero mañana  es hoy y hoy es ayer. En tu barrio no existe el tiempo, mis palabras se vuelven temblorosas, resuenan ecos de silencio y mi voz enmudece sin que lo quiera o sin que lo sepa. No hay resguardos que puedan salvarme ni caparazones que puedan protegerme de semejante despelote de sentimientos. No hay como detenerlos, como oxidarlos, como hacerles siquiera un raspón. 
Nos perdemos todos los días un poco más. Mi porción de mundo cada vez más lejos de la tuya. Acumulamos kilómetros de distancia  y horas de ausencia pero aún así llevo registro de todos aquellos lugares que habitaste y en los que plantaste bandera: mi conciencia, mi inconsciente y mi cuerpo, dónde dejaste marcas como una varicela mal curada.
Así, entre noches que no puedo dormir y otras que no quiero. A veces desvelo y otras consuelo, los recuerdos me vienen a visitar en su versión más dulce cuando están vestidos y amargos cuándo se les descosen las costuras.