.Pasamos más tiempo HABLANDO de amor que HACIÉNDOLO.

Yo te miraba en espiral porque te amaba pero quería salir corriendo, mis dedos no sabían ya pronunciar una caricia sin que surgiera un nuevo temor desde las yemas. Incapaz de mirar a las decepciones a la cara, volvía de lleno a tu centro, a derramarme, a licuarme, a llenarte de blanco la oscuridad, a dejarte pringada la soledad...mi forma de hacer el amor un deporte de riesgo.

Sigo buscando en los v e r s o s eso que todos sabemos sentir pero que A Ú N no hemos sido capaces de explicar.

lunes, 18 de junio de 2012

Sin el alma en el cuerpo me quemo por dentro


Me senté una vez más a escribirte algo en forma de poesía o de canción, con versos y verbos desordenados, enviciada por la necesidad de parir el monstruo que te salpica en los ojos y hace que lluevas.
Me senté al borde de la cama, a mirarte desnuda y en soledad, a convidarte palabras y silencios. A empujarte a que salgas de ahí y dejes de girar contra reloj. ¿Sabés? el mundo no es tan complicado, ni tan difícil, ni tan mierda, ni tan traumático como dicen. Al mundo lo cagás vos con tu demencia cotidiana, con tus mil y un miedos.
Me senté a confeccionar el inventario de tus obsesiones, a ayudarte a trasformar un poco de ese caos en paz. A enmudecer por un rato a la razón e invitarte a escuchar los gritos mudos del alma. A contarte lo que ya sabés y no querés entender, para ver si reaccionas, si te dejas alcanzar.
Me senté a escucharte contar eso de sentirse un poco perdida, un poco chiquita, un poco mujer, un poco sola, un poco escondida, un poco en el aire, un poco aturdida, un poco olvidada, un poco de todo.
Me senté a cantarte una canción de cuna para que puedas dormir lejos de la niebla y los fantasmas que te pican el cerebro cada noche. A recordarte que cuando el día asome dejes de mirarlo con ojos ajenos y te animes a ser el sol.
Me senté a decirte que dejes de esperar un puñal por parte de la vida, esa gran desilusión que disipe cualquier tipo de incertidumbre y así por fin te animes a tomar impulso.
Me senté a suplicarte que ames tu realidad, la llenes de color y sonrisas y dejes de sangrar historias que no existen. A darte la mano para llevarte a caminar, después correr y más tarde volar. A que entiendas que lo importante es haberlo hecho, no haberlo logrado.
Me senté a implorarte que dejes de ponerle freno a tus urgencias emocionales, que le cantes al oído a quién tengas que cantar sin avergonzarte de desafinar de vez en cuando y abraces a quién tengas ganas de abrazar sin pedir permiso, sin pedir perdón.
Me senté a pedirte por favor que te animes a soltar/saltar. A enamorarte, desenamorarte y volver a enamorarte. A que seas vos la que elija qué juegos jugar y cuáles no.
Me senté por sobre todas las cosas a recordarte que dejes de esperar una próxima vida, que dejes de vivir de pensamientos y empieces a vivir de verdad, que abras paso para que se evapore eso que ayer te hizo mal. Que te enfermes de sincericidio y nada ya te pueda curar.

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