.Pasamos más tiempo HABLANDO de amor que HACIÉNDOLO.

Yo te miraba en espiral porque te amaba pero quería salir corriendo, mis dedos no sabían ya pronunciar una caricia sin que surgiera un nuevo temor desde las yemas. Incapaz de mirar a las decepciones a la cara, volvía de lleno a tu centro, a derramarme, a licuarme, a llenarte de blanco la oscuridad, a dejarte pringada la soledad...mi forma de hacer el amor un deporte de riesgo.

Sigo buscando en los v e r s o s eso que todos sabemos sentir pero que A Ú N no hemos sido capaces de explicar.

jueves, 27 de enero de 2011

una caricia helada en mi memoria


Brillar por mi ausencia, sé. Desaparecer, también. Nunca nadie tuvo que enseñarme. Dejar la mente en blanco, me olvidé como se hacía. Esconderme de lo que sé, pensé que sabía. Alguien tiene que enseñarme.

Cuántas ganas voy a tener mañana de mentirle al espejo, no sé. No sé cuánto tiempo voy a darle cuerda a los recuerdos, que no son más que eso. Recuerdos. Tiempo pasado que no vuelve. Cuándo te das cuenta que un recuerdo sigue latiendo es porque forma parte del hoy. Tiempos distintos que van de la mano y necesitan ser separados para darle paso al mañana. Que tenga su lugar en mí hoy el ayer, sí. Sólo lo suficiente para que no se me endurezca el corazón.No quiero darle cuerda y darle cuerda y darle cuerda. Cuando me quiera acordar hoy es ayer. Y ayer no vuelve. Otro día se fue. Se me fue. Otro día que no va a volver. No me gusta vivirlo así. Siento que no lo vivo, que lo dejo pasar. Que lo tiro a la basura. Me aburre. Me aburro de mí. De buscar no sé qué en no sé dónde. Y no sé qué no aparece. No va a aparecer hasta que no lo llame por su nombre.

Tampoco sé cuántas ganas voy a tener de gritar hasta dejar sorda a la luna. No sé cuántas veces voy a tomar envión para salir corriendo a darme la cabeza contra la pared. Cuántas van a faltar para que deje de hacerlo. Cuántas veces voy a preguntarme, responderme, contradecirme, convencerme y volver a preguntarme. Para cada pregunta nunca tengo una respuesta. Tengo miles. La que pienso yo. La que piensa la de mi universo paralelo. La que siento. La que temo decir. La que creo correcta. La que creo incorrecta. La que me gustaría escuchar. La que esperas escuchar. La que no querés escuchar...Tantas que nunca sé cuál elegir y cuándo lo hago termino eligiendo la peor de todas.

Ya sé. Por fin sé algo. Mejor juguemos a que mañana cuándo me despierto toda la angustia desaparece…No me sale. No sé jugar a eso. Hay juegos dónde la suerte de principiante no existe. Mostrame cómo se hace. Cómo se juega. Enseñame todos los trucos. Por favor. Yo también quiero ganar. Al menos dejame empatar.

Enero no me dio tregua. Febrero me deprime, es un hecho. Marzo: te quiero conmigo. De mi lado. De éste lado.

lunes, 24 de enero de 2011

Corazón de venas abiertas


Todos buscamos desesperadamente amor. En cualquiera de sus formas. De manera consciente o inconsciente. Todos corremos la misma carrera. Todos vamos en busca del mismo premio. De quién nos ensanche el corazón, lo entibie y lo vuelva más rojo. Entonces ahí, ése es el lugar en donde todos coincidimos. Pero no nos entendemos. Nunca nos vamos a entender. No hace falta. No tiene importancia. Está de más. Buscarle explicación a algo que desde el vamos uno no elige, sino que lo elige a uno, no tiene sentido. De ahí en adelante todas las suposiciones que quieras darle carecen de validez alguna y a su vez son todas válidas. Depende de uno, del concepto que cada uno tenga del amor. De lo que espera de él. Mi concepto de amor es bastante sencillo. Concepto que amerito a mi falta de práctica por exceso de teoría. Por las tantas historias escuchadas, no vividas. Para mi el amor son momentos. [AMOR = MOMENTOS]. Y como tal dura el tiempo que te lleva recordarlos, revivirlos. Una caricia es amor, un beso es amor, una mirada es amor, una sonrisa es amor, silencio de dos es amor.
Particularmente no creo en el amor eterno. Nunca creí. Las cosas se van transformando. Van mutando. Todo cumple un ciclo y se termina. “Para siempre” es mucho tiempo. Mucho. Tiempo que ni vos ni yo tenemos. Tiempo que se nos esfuma, que se nos va de las manos, que no sabemos usar, administrar y tantas veces lo malgastamos. Como yo ahora. Es por eso que tengo más interés en hacer el amor que en escribir sobre él. Porque no lo entiendo. Tampoco pretendo. Sería frustrante la idea de saber que nada me sorprendería. Se volvería algo mecánico. El entusiasmo de encontrar “eso” desconocido que me corra de eje, me descoloque, me saque del clima habitual en el que respiro cada mañana se perdería. Y perder el equilibrio por amor creo que forma parte de una vida equilibrada. No hay nada en éste mundo que desee menos que privarme del lujo de andar desequilibrada por la vida con un motivo que lo amerite.
Ahora, claro, al ser tan sencillo había que complicarlo. O será que tengo la enorme capacidad y facilidad para enredarme sola, pero ése es otro tema. Yo creo que el problema del amor verdadero radica en que tiene que serlo para ambas partes. Eso es lo que lo vuelve tan complicado. Ésa es la foto del momento que más cuesta sacar. Es como la figurita difícil que te falta para llenar el álbum. A la larga o a la corta creo que todos llegamos a tenerla. ¿O debería decir algunos llegan a tenerla? .No sé. Es cuestión de tiempo. Creo. Quiero creer. El tiempo es como una herida: lastima y cura a la vez. Entonces borremos de un tic – tac el reloj del tiempo y caigamos sin paracaídas en el abismo del amor. Quizás al aterrizar estés delante de mí, justo ahí donde voy a estar. Quizás no. Y lo que haya llamado amor sea, tal vez, estar en un mismo lugar, al mismo tiempo, respirando el mismo aire.
No soy de los afortunados que tengan en un portarretratos la foto más deseada, “la difícil”, ésa que todos quieren tener. Pero sí guardo un centenar de fotos recargadas de amor al fin. Fotos en las que sólo yo puedo ver los suspiros. Después de todo, el amor es un sentimiento individual, no se necesita un común acuerdo para que tenga lugar. No necesita pedir permiso.
Cuando de amor se trata puedo decir que incurro en deslices y errores. No confío en mi misma y sin embargo tengo una enorme confianza en los demás. Mi “última vez” es siempre “otra vez”. Mi “no” rotundo tiene menos peso que una pluma. Muchas veces es un “sí” disfrazado que pide a gritos ser descubierto. Un “piedra libre”. Si prestás atención, vas a darte cuenta que mi risa nerviosa responde por sí sola. Si te miro y no digo nada, es porque quiero decirte algo y no sé por dónde empezar. No encuentre las palabras exactas para decir lo que quiera decir y probablemente si las encuentre arruine todo. Mi capacidad de olvido es selectiva. Mi constante inestabilidad me abruma todo el tiempo pero hay algo que siempre permanece estable. La integración entre pensar y sentir es algo desconocido para mí. Sé qué para poder decir “yo te amo” primero tengo que aprender a decir YO. Todavía no aprendí. Ni por casualidad alguna vez me habrás escuchado susurrar semejantes y tan lindas palabras. A Nadie. Sólo Nadie me escucho decirlas. Sin embargo puedo decir que tengo las ganas prendidas en cualquier hora y en cualquier lugar. Pero no son palabras que se vayan con el viento, son palabras que pesan demasiado. Sólo mirándote sabré un poco más de lo que me dice la piel. Siempre va a ser así. Bastará tenerte enfrente para saber si puedo combinar esas palabras con vos y conmigo misma. No es fácil para mí entregarme. Siempre me pierdo.

martes, 11 de enero de 2011

no pienses de más.

Simona dice que para ella las cosas tienen vida, los objetos tienen un valor muy especial y hay cosas que nos recuerdan momentos felices, gente que queremos mucho pero hay otras que no, que nos atan al pasado, que las vemos y que se nos hiere el corazón..es que hay objetos que son eso, un mal recuerdo que nos come por dentro y que no podemos parar de pensar en tantas situaciones vividas, en tantos malos sueños que pasamos con él. Entonces hay que decidir quedarse con las cosas que nos hacen bien, con las cosas que queremos (y que nos quieren). A vos no te pasa que tenés en tu casa cosas que ni sabés para que las tenés y las guardás y las guardás y las guardás y las mirás y decís: ¿para quá tengo esto acá? me hace acordar a tal ó cuál situación.
Simona tiene razón así como hay cosas de las que te tenés que desprender porque te hacen mal, hay otras tantas que vas a conservar para siempre porque te hacen TAN BIEN que basta mirarlas para que se te dibuje una sonrisa en la cara.

yo guardo tres mil cosas de ésas que te hacen bailar
el alma & el corazón.

sábado, 1 de enero de 2011

el mejor momento aún no vino, está por llegar.

lo quitado
lo bailado
el futuro terminó
& empecemos OTRAVEZ
es el principio de TODO