viernes, 2 de septiembre de 2011
¿Qué parte de ésta guerra es cuerpo a cuerpo?
Yo sé muy bien que abrir
los ojos y escuchar mi voz, para vos, puede ser traumático. Sé que despertarte y
sentir mi perfume puede ser algo asfixiante. Que gastar tu piel en piel puede
darte escalofríos. frío-calor/calor-frío. Y el fastidio de que dos metros
cuadrados no te alcance y termines
debatiéndome a duelo en la alfombra, te deja moretones. Que mirarme horas
enteras dormir en tu almohada puede traerte pesadillas. Y el hecho de que
estemos en la misma cama bajo las mismas sábanas puede producirte calambres. En
el alma y en el cuerpo. Cosquillas en la memoria y frío en la conciencia.
Qué no te recomiendo ni
me recomiendo está a la vista. Nuestra interacción es contraproducente. Nuestro
prospecto tiene más contraindicaciones que indicaciones. Más efectos adversos
que números para llamar en caso de emergencia. Ni hablar del modo de uso. Nadie
se hace cargo de nuestros actos. Ni vos. Ni yo. A las precauciones ni las
leemos, las pasamos por alto. Y en la acción terapéutica hay un espacio en
blanco. Claro, depende de vos y de mí. ¿en dosis y administración? dejá...
¿para qué? si con vos todo es en exceso. Siempre por encima de la línea de lo
normal. Vengo en envase frágil y
mi corazón es no retornable. Eso te lo digo yo. Así es mi presentación. Hola,
¿qué tal?. Tan sutil intenté
explicarlo que seguro te mareé y no entendiste nada. Seguro. Nada. Perdón. Intento ser Clara pero soy Morena. Al igual
que vos cuándo me hablas, que te entiendo un cuarto de lo que me decís. Y hasta
me causa risa tanta confusión. Entendí sólo el principio y el final de lo que
me dijiste y lo del medio se perdió en el mismísimo instante en el que tus ojos
empezaron a disparar balas de plomo directo a la sien. A mi sien. Ahí están, aunque
a veces me olvide. ¿Queres buscarlas? entrá, te dejo, pero no te asustes de las
cosas que podes llegar a encontrar. Y no te quiero hablar
difícil pero es la única manera que tengo. Lenguaje técnico. Y aunque me dijeron
que algunos no lo entenderían, a veces me cuesta desprenderme de él. Con vos no
puedo. No debo. Y es mentira que no nos entendemos si vos manejas los mismos
términos que yo. Pero éste juego de ver quién habla menos claro nos queda bien.
Nos divierte. Dejémoslo ahí. O mejor no. Sigamos. Sí, sí, sigamos. Después de
todo…¿a quién le importa lo que tengamos para decir? mejor hagamos.
Sale el sol para los
dos, para mí y para vos, pero ninguno se quiere asomar a respirarlo. Nos
alumbra nuestra propia sombra. La tuya con la mía. Estamos bien adentro.
Enredados el uno con el otro. No sentimos frío. Abrís los ojos. Lo primero que
escuchás es mi voz. Lo primero que respiras, mi perfume. Lo primero que ves, mi
lunar. Ese que decís que tanto te gusta. Te chocas con mi cuerpo. Y aunque no
haya más lugar por recorrer, me mirásy me decís con las manos: “vení acá,
flotemos otra vez”. Son las 7 a .m.
y se nos hace tarde. “Mejor, quedémonos” te digo en un vaivén.
Ahí voy. Otra
vez me olvidé quién soy en tu almohada.
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sos una hijadeputa. no podes escribir asi nena
ResponderEliminarmuuuuuuuuuuuuy grosaa
he vuelto asique no te salvaras de mi muahaha