.Pasamos más tiempo HABLANDO de amor que HACIÉNDOLO.

Yo te miraba en espiral porque te amaba pero quería salir corriendo, mis dedos no sabían ya pronunciar una caricia sin que surgiera un nuevo temor desde las yemas. Incapaz de mirar a las decepciones a la cara, volvía de lleno a tu centro, a derramarme, a licuarme, a llenarte de blanco la oscuridad, a dejarte pringada la soledad...mi forma de hacer el amor un deporte de riesgo.

Sigo buscando en los v e r s o s eso que todos sabemos sentir pero que A Ú N no hemos sido capaces de explicar.

miércoles, 26 de diciembre de 2012

25

Era un viaje más, de esos en los que andar por tu barrio se habia vuelto costumbre. Pisar calles ajenas ya no dolía tanto. La ciudad estaba desierta, postal digna de un feriado en el que abundan restos de comida de la noche anterior. El colectivo lucía más soledades que presencias estelares, éramos poco más de diez incluyendo al chofer. En mis oidos una canción habla de vos, de tu espalda, de un trén, de pieles y del sol. Una certeza angustiante me vine a visitar. A destiempo pero siempre a tiempo ¡viste como es esto! a fin de año a uno se le terminan de romper las costuras.
Iba como ida mirando no sé qué, pensando en nada, pensando en todo hasta que sentí la necesidad enorme de levantarme, correr hacia el final del pasillo y tocar timbre. No me preguntes por qué, fue un impulso. Ni siquiera me permití pensar que bajarme significaría esperar otro bondi tres cuartos de hora más entrada la madrugada. Sola. Al final de la noche.
Bajé y me quedé ahí parada un rato, no sabía muy bien dónde estaba ni adónde ir. Yo sólo quería bajarme, y tal vez un par de cosas más. Miré a mi alrededor y respiré como si me hubiesen sacado después de mucho tiempo una bolsa de nylon de la cabeza. Tantas luces me alumbraban que me sentía chiquita, como se deben sentir las hormigas. Caminé hasta llegar casi a la esquina y me senté en el descanso de la puerta de un edificio. Ahí me quedé cincuenta minutos viendo como se me iban todos los bondis que me acercaban a casa, recordando alguna que otra situación del pasado. No estaba apurada, nadie me esperaba, podía sonreirles al verlos pasar maldiciendo el momento en el que me habia hecho socio vitalicio de esa línea de colectivo que todo tenía que ver con vos. Cincuenta minutos había pasado ahí sentada, admirando la sutileza con la que Júpiter precavido se acercaba a la Luna. Brillaban hermosos los dos.
A mi me invadía una sensación de soledad terrible. Quería que vos te acercaras a mi de la misma manera que lo hacían ellos. Brillar más que una constelación entera, que ese momento sea eterno. Cincuenta minutos más de pensarte. Cincuenta minutos de sin razón. Cincuenta minutos de inmunidad cerebral. De querer encontrarte y que estés ahí, de saber que no vas a estar, de que no nos vamos a encontrar. Cincuenta minutos de querer mirar el cielo de a dos, de querer ser nosotros dos y nadie más. De mirarte a la cara y verme en tus ojos. Cincuenta minutos de atropello al corazón.
Me atormetaba saber que nos separaban ocho cuadras, me partía la cabeza. Pensé en ir a buscarte al lugar de siempre, dónde no ibas a estar, en mandarte un mensaje ¿pero que iba a decirte? nada tenia para decir sólo abrazarte en silencio.

Como era sabido se me hizo tarde para volver a casa, estoy en lo de una amiga que no necesita preguntarme de dónde vengo. Y acá estamos, ella en la cocina preparando té para brindar por lo que viene y se va mientras yo vomito todo esto que me revuelve el estómago antes de empacharme de vos y vuelvas a dolerme en la panza.

martes, 11 de diciembre de 2012

Lo llevás escrito en los ojos con unas letras ENORMES.

Fuiste sueño de cartón acurrucándose en mis manos
fuiste agua escurriendo entre mis dedos
fuiste carnaval de invierno y tormenta de verano
fuiste somnolencia de día y desvelo de noche
fuiste arcoiris, estrella fugáz y viento huracanado
fuiste los versos más sentidos que escribí,
los más felices, los más tristes también.
fuiste eso que nunca fue nadie, que nunca fue de nadie
fuiste tantas cosas que yo olvidé quién era
hasta que vos me hiciste ser y fui.

P
rincipiante en cuestiones del amor, agradece la iniciativa en el rubro. Hoy soy esclava del verbo A M A R (y tambien soy otras cosas, pero no te las voy a contar)

lunes, 3 de diciembre de 2012

Pasajero de cristal

Vos te vas y acá quedan rastros de un amor que acaba de explotar: el olor del roce de las pieles transpiradas, la cama destendida, la ropa tirada en el piso, una botella de agua a medio tomar, mis zapatos debajo de la cama, una toalla húmeda sobre la silla, el sol que entra por la ventana y un estado de agotamiento que hizo a mi vida encantadora.


(el mundo afuera sigue girando)

El tiempo está después

Voy a decirte todo lo que no te dije. Voy a hacerte todo lo que me pediste y no te hice. Todo lo que quisiste y no te deje. Voy a hacerlo sin sutilezas, sin pedirte permiso, sin pedirte perdón. Voy a arrancarte la piel y voy a hacerla canción. Voy a tragarme tus palabras, que no se las lleva ningún puto viento, voy a masticarlas una por una y escupirlas. Voy a indigestarme de amor, de vos, del mundo que dibujas. Voy a desarmarte para descifrarte y voy a enloquecer en el intento. Voy a invitarte a la fiesta dónde la prudencia tiene la entrada prohibida.