- Bien lo quisiera, pero no tengo mucho tiempo
- ¡Domestícame!
- ¿Qué hay que hacer ?
- Hay que ser muy paciente. Te sentarás al principio más bien lejos de mí, así, en la hierba. Yo te miraré de reojo y no dirás nada. El lenguaje es fuente de malentendidos. Pero cada día podrás sentarte un poco más cerca...
Al día siguiente volvió.
- Hubiese sido mejor regresar a la misma hora. Si vienes, por ejemplo, a las cuatro de la tarde, comenzaré a ser feliz desde las tres. Cuanto más avance la hora, más feliz me sentiré. Al llegar las cuatro, me sentiré inquieto y agitado; ¡descubriré el precio de la felicidad ! Pero si vienes en cualquier momento, nuncasa bréaquéhoraprepararmicorazón..
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